La Belleza
Por Gerson Elías
“LOS PORTADORES DEL NOMBRE DE LA BENDITA BELLEZA SON LA ESPERANZA DE LAS MULTITUDES DESILUSIONADAS”
Todo lo que nos conduce en la dirección de la vivencia de la condición indivisa en cuestión constituye una llave para acceder a la vivencia de lo Bello en el sentido en el cual ello es indivisible de lo Bueno y de lo Verdadero. Suele sostenerse que los objetos naturales como los seres humanos, los animales o los paisajes, y los objetos artificiales como fábricas, tejidos u obras deliberadamente artísticas, pueden ser clasificados como bellos o feos. Sin embargo, nunca se ha encontrado un principio general de clasificación, y lo que parece bello para uno es descrito como feo por otro. En palabras de Platón: «Cada cual elige amar los objetos de belleza según su propio gusto» "La belleza es el esplendor de la verdad", afirmó Platón en El Banquete. Se trata de un diálogo en el que el tema fundamental es el amor. El hombre poseído de amor, según el discurso de Sócrates que recoge su discípulo en este diálogo, se siente atraído en un principio por un cuerpo hermoso y después por todos los cuerpos, cuyas bellezas son todas hermanas. Éste es el primer grado de amor. Sigo glosando el texto griego. El segundo grado del amor consiste en el enamoramiento de las almas bellas, de los sentimientos, de las acciones bellas, de las ciencias cuyo conocimiento inspira los discursos más bellos de la filosofía. Y por fin, el tercer grado es la ciencia de lo bello. "Hombre afortunado aquél a quien le es dado contemplar la ciencia de lo bello", escribe Platón, y prosigue en las palabras que pone en boca de Diotime, la extranjera de Mantinea: "Si alguna cosa da valor a esta vida, es la contemplación de la belleza absoluta" Tomemos, por ejemplo, el tipo humano: cada raza y, hasta cierto punto, cada individuo, tiene un ideal único. No podemos esperar un acuerdo final; no podemos contar con que el europeo prefiera los rasgos mogoles, ni que el mogol prefiera los europeos. A cada cual le resulta muy fácil, claro está, mantener el valor absoluto de su propio gusto y calificar de feos a los otros, al igual que el héroe caballeresco sostiene por la fuerza de las armas que su amada es mucho más hermosa que cualquier otra. De modo semejante, las distintas sectas afirman el valor absoluto de su propia ética. Pero es claro que tales pretensiones no son más que afirmaciones de prejuicios, pues, ¿quién puede decir qué idea racial o qué moralidad es «mejor»? Es demasiado fácil decidir que lo nuestro es lo mejor; a lo sumo tenemos derecho a creer que es lo mejor para nosotros. Esta relatividad en ninguna parte se sugiere mejor que en dicho clásico atribuido a Majnun cuando se le señaló que la gente en general consideraba que Laila distaba mucho de ser hermosa. «Para ver la belleza de Laila», dijo, «se necesitan los ojos de Majnun».
El pavo real despliega su bello plumaje para atraer a la hembra.
Esto se aprecia claramente en las palabras que sobre la mujer —para el varón, el más perfecto ejemplo de belleza y quizás puerta de acceso privilegiada a la vivencia de lo Absoluto— escribe el poeta y místico sufí Yalaladín Rumi: «La mujer es el tipo más alto de belleza terrenal, pues la belleza terrenal no es nada excepto en tanto que es una manifestación y un reflejo de los atributos divinos... Lo que es objeto del amor no es la forma... es la atracción de la belleza divina, mezclada en la adorable tierra, (lo) que estás besando con cien corazones día y noche... Cuando Iblis (el demonio) deseó que Dios le diera un medio de tentación que fuese irresistible, se le mostró la belleza de la mujer y se sorprendió con la revelación de la gloria divina: "era como si Dios brillara a través de un tenue velo". Apartando el velo de la forma, el poeta contempla en la mujer la belleza eterna que es la inspiradora y el objeto de todo amor, y considera a la hembra de la especie humana, en su naturaleza esencial, como el medio por excelencia a través del cual esa belleza increada se revela y ejerce actividad creativa. Desde este punto de vista ella es un foco del divino tayali y puede ser identificada con el poder vivificador de sus rayos.»
La verdad, la belleza, o la virtud que son la presencia de Dios en la intelecto, en forma, y en la voluntad son de hecho portales a lo divino.
La objeción se basa en la belleza corporal, dice Ez 28,17: Ensoberbeciese tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría
Pueden existir también objetos naturales u obras de arte que la humanidad sólo muy lentamente aprende a considerar bellos en algún sentido; la apreciación estética del paisaje desértico o montañoso por parte de Occidente, por ejemplo, no data de más allá del siglo diecinueve; y es bien sabido que artistas de la máxima categoría a menudo no son comprendidos hasta mucho después de su muerte. De modo que, cuanto más consideramos la variedad de la elección humana, más debemos admitir la relatividad del gusto.
Y, sin embargo, quedan filósofos firmemente convencidos de que existe una belleza absoluta, lo mismo que otros sostienen los conceptos de bondad y Verdad absolutas. Los que aman a Dios identifican estos absolutos con El y mantienen que Dios sólo puede ser conocido como belleza, Verdad y Amor perfectos. También está ampliamente extendida la opinión de que el verdadero crítico es capaz de decidir qué obras de arte son bellas y cuáles no; o, en palabras más sencillas, que puede distinguir las obras de auténtico arte de las que no tienen derecho a ser denominadas de ese modo. Al mismo tiempo, debemos admitir la relatividad del gusto y el hecho de que todos los dioses están modelados a semejanza del hombre.
. De hecho, el concepto de belleza y el adjetivo «bello» pertenecen exclusivamente a la estética y deberían usarse solamente en el juicio estético. Rara vez hacemos tales juicios cuando hablamos de los objetos naturales como de algo bello; generalmente queremos decir que esos objetos a los que llamamos bellos nos resultan agradables, práctica o moralmente. Demasiado a menudo pretendemos juzgar de esa manera una obra de arte, llamándola bella si representa alguna forma o actividad que aprobamos cordialmente, o si nos atrae por la delicadeza o alegría de su color, la dulzura de sus sonidos o el encanto de su movimiento. pero cuando juzgamos de este modo la danza de acuerdo con nuestra actitud de simpatía hacia el encanto o la habilidad del danzante, o el significado de la danza, no deberíamos emplear el lenguaje de la pura estética. Sólo cuando juzgamos estéticamente una obra de arte podemos hablar de la presencia o ausencia de la belleza,. Pero cuando la juzgamos desde el punto de vista de la actividad, práctica o ética, deberíamos usar una terminología que correspondiera, llamando al cuadro, canción o actor «hermoso» es decir, amable ( digno de ser amado), o de otra manera, «noble» a la acción, «brillante» al color, «gracioso» u otra cosa al gesto, etcétera.
Se verá ahora en qué sentido está justificado hablar de una Belleza Absoluta e identificar esa belleza con Dios. No queremos dar a entender con esto que Dios (que no tiene partes) tenga una forma hermosa susceptible de ser objeto de conocimiento, sino que en la medida en que vemos y sentimos la belleza, lo vemos y somos uno con El. El que Dios sea el primer artista no significa que creara formas, que habrían podido no ser hermosas si la mano del alfarero hubiese fallado, sino que todo objeto natural es una realización inmediata de Su ser. Esta actividad creadora es comparable con la expresión estética en su carácter no volitivo; ningún elemento de elección entra en este mundo de imaginación y eternidad, sino que siempre hay una perfecta identidad de intuición-expresión, de cuerpo y alma. El artista humano que descubre la belleza aquí o allá es el guru ideal de Kabir, que «revela el Espíritu Supremo dondequiera que se aplique su mente».
La belleza de la poesía y de todo discurso verbal radica en la conjunción de una hermosa expresión con un contenido elevado, quedándose perplejos el espectador y el oyente al no saber si la expresión es más bella que el contenido, o ambos por igual, ya que al observar cada uno de ellos la belleza del otro lo asombra, y, si observa los dos juntos, ambos lo dejan atónito. Tal poesía [el poema que está criticando] exige un corazón grosero, puesto que su expresión es delicada, pero su contenido es grosero . Si el contenido es feo, la belleza de la expresión no esconde la fealdad del contenido para el buen observador. A mi juicio, sucede igual que quien ama una imagen sumamente bella grabada en un muro y adornada con muchos colores, cuya forma externa es perfecta pero carece de espíritu. Y es que el contenido es respecto a la expresión lo mismo que el espíritu respecto a la imagen: es su verdadera belleza *
Hoy en día mucha gente se rige simplemente por la belleza exterior. Lo mas gracioso es que esas personas les preguntas sobre el tema y te lo niegan. Lo cierto es que ser guapo/a siempre parece facilitar las cosas, y es logico, lo bonito siempre atrae mas que lo menos bonito Sin embargo, si te paras a descubrir a esa persona que no es tan bella, te paras a verla detenidamente,de verdad te das cuenta que muchas veces te llena mas que cualquier otra persona mas atractiva. A pesar de todo, sigo creyendo que la hipocresía en cuanto este tema está siempre presente.
En el texto de Rumi encontramos expresiones dualistas propias de la tradición judeocristiana musulmana y de la filosofía platónica, que contraponen lo divino a lo terreno y representan la belleza terrenal como el "reflejo" de una supuesta belleza suprasensible. Cuando Rumi caracteriza lo absoluto como "bello", se entiende que se refiere a lo que he estado designando como Bello (con mayúscula) —o sea, a un uso simbólico del lenguaje que viola las leyes de la lógica pues, como lo supo hasta el mismo Plotino, lo absoluto no puede describirse en términos de dicha idea, que es relativa a "feo", tal como "bueno" lo es a "malo", "sublime" a "ridículo", y así sucesivamente—. Lo absoluto es lo que no es relativo; puesto que todo concepto y toda idea son relativos a sus contrarios, por contraste con los cuales se definen, y al resto de la constelación de ideas y conceptos, no es posible entender correctamente lo absoluto en términos de concepto o idea alguno.
Aparte de lo anterior, el texto de Rumi describe aptamente las razones tras el tipo más genuino de valorización estética. Una vez que la fractura dualista y la fragmentación nos hacen sentirnos separados de la totalidad que he llamado "Sí-mismo", la valorización estética más auténtica será la de los entes que sirven de puerta de entrada a la vivencia mística. Para el varón, los ojos de la hembra —y su presencia en general— pueden ser una privilegiada puerta de entrada a la vivencia de la totalidad que ha sido ocultada por el velo de la ilusoria individualidad.
En el plano del arte, la apreciación estética más profunda es la de las formas que afectan nuestra experiencia, induciendo la epoché estética y eventualmente proporcionando vislumbres de la vivencia mística. En términos del esquema de las eras, estas formas podrían haber sido el tema privilegiado del primer tipo de arte "duradero.(1.-
Y cuando quiera que contemples la creación en su totalidad, y observes sus mismos átomos, distinguirás que los rayos del Sol de la Verdad se extienden sobre todas las cosas y brillan dentro de ellas, y hablan de los esplendores de ese Sol, de sus misterios, y de la difusión de sus luces. Observa los árboles, las flores, y los frutos, y hasta las piedras. También aquí contemplarás los rayos del Sol derramados sobre ellos, claramente visibles dentro de ellos, y manifiestos a través de ellos.
Si, no obstante, volviera tu mirada a un Espejo, bruñido, inmaculado y puro, en el cual se refleje la Divina Belleza, encontrarías allí al Sol brillando con sus rayos, su calor, su disco, y toda su hermosa forma. Pues cada entidad independiente posee la porción de luz solar que le ha sido asignada, y que habla del Sol; mas aquella Realidad Universal en todo su esplendor, ese inmaculado Espejo cuyas cualidades son apropiadas a las cualidades del Sol reveladas dentro de Él, expresa en su totalidad los atributos de la Fuente de Gloria. Y esa Realidad Universal es el Hombre, el Ser divino, la Esencia que perdura por siempre. "Di: invocad a Dios, o invocad al Todo misericordioso; como quiera que Le invoquéis, muy hermosos son sus Nombres." (2.-
"En la medida en que el espíritu es más noble que el cuerpo, así, el espejo del alma, que refleja la belleza del arte eterno, es más hermoso que cualquier otro espejo y que cualquier otra belleza corporal" Uno de los grandes dilemas que enfrenta el mundo de hoy y, en general, la humanidad en sus períodos de revoluciones, es la confrontación entre los valores y principios, y los hechos sociales concretos
La belleza «subjetivizada»
El arte, bajo cualquiera de sus formas, es una necesidad esencial del hombre: que ejerce una influencia enorme sobre él y que plantea graves problemas a la sociedad moderna”(a).-considero asimismo que, igual que para descubrir la verdad y para amar y procurar el bien, para apreciar la belleza es necesario un empeño continuado, tendente a la adquisición de un conjunto de hábitos que nos connaturalicen con lo hermoso; gracias a ellos se instaura además en quien los cultiva lo que conocemos como buen gusto, mesura, delicadeza en el trato con las personas y cosas, prestancia, pudor, elegancia, compostura en las situaciones más diversas, etc.; me temo, por fin, que, como esa formación interior sólo se lleva a cabo en contadas ocasiones, buena parte de lo que hoy se ofrece a nuestros semejantes como «arte» y «cultura» los incapacita para apreciar el genuino y más hondo valor de la realidad o, si se prefiere, para el goce contemplativo de bellezas de más alto rango que las que frecuentan normalmente, y capaces de enriquecer de manera soberana su humanidad, a veces un tanto maltrecha o deteriorada.
“las personas que no llenan su cerebro están «vacías». No disponen de la herencia cultural que deben conocer para poderla usar, tampoco pueden buscar experiencias gratas, por ejemplo a través del arte, ya que también el arte exige aprendizaje y entrenamiento De lo único que pueden disfrutar es de las vivencias que crean éxtasis, por ejemplo las drogas, puesto que es la única clase de deleite que no reclama ninguna forma de disciplina o adiestramiento anterior” (b).
La cita, con los armónicos que evoca y a los que apunta, admitiría un cúmulo de comentarios. Basta señalar: por una parte, el desorbitado acostumbramiento de bastantes de nuestros conciudadanos a un bombardeo de impresiones, a veces desgarradas, en todos los ámbitos de la sensibilidad: desde el monótono mascar chicle o distraer el gusto con alimentos o bebidas más o menos exóticos, pasando por el sucederse de sonidos estentóreos, imágenes y cambios de luz en los momentos de diversión, hasta la exposición a sensaciones fuertes —el gusto por lo terrorífico, lo violento o lo macabro—, que despiertan y activan pasajeramente su emotividad; y), por otra, la proporción en que ese conjunto de incitaciones, que llegan a ser imprescindibles, contribuye —en su ausencia o incluso provocado por ellas mismas— a aletargar su inteligencia y, por ende, al aburrimiento casi endémico de tantas personas dentro y fuera del ámbito escolar y laboral. Tedio constituye una de las plagas más devastadoras del mundo presente y una de las claves para comprender actuaciones aparentemente inteligibles de nuestros contemporáneos y explicar la ausencia de auténtico crecimiento de desarrollo cultural de bastantes de ellos.(3
Kant distingue dos tipos de belleza: Belleza libre: es la que percibimos sin que sepamos nada del objeto contemplado. Es una belleza pura, no se tiene ningún tipo de idea que nos haga cuestionar su belleza. Belleza adherente: es la que depende del concepto que tengamos acerca del objeto al cual analicemos. Una Persona Bella: Es libre de elegir su propia vida, Es bondadosa y modesta, Es respetuosa con los demás, Es considerada y noble, Es justa y generosa, Su autoestima es elevada, Tiene dignidad, coraje y valentía, No se deja corromper por el poder ni la riqueza, Sabe amar, no tiene rencor y sabe perdonar, Reconoce sus limitaciones e intenta superarse, Tiene el don de la alegría y lo transmite. Belleza “Es la propiedad de las Personas y cosas que nos hacen amarlas, infundiendo en nosotros Deleite Espiritual”Las “cosas” solo tienen Belleza Física. Las “Personas” tenemos además Belleza Espiritual. La Belleza Espiritual es lo que marca la diferencia, es la que nos permite ser receptores y emisores de bondad, amor y belleza. Es con la que podemos cambiar el mundo.
Belleza y Majestad divinas, La Forma de Dios
Sobre el problema del antropomorfismo y la trascendencia divina, confrontanción de los o correlativos de oposición, representados por los conceptos de tanzÌhy taëbÌh un salto hacia delante para integrar ambos conceptos en una coincidencia oppositorum, que para él es la única que puede definir la divinidad y el mundo en toda su complejidad y en toda su profunda unidad. La imagen y lo invisible. ilustra la relación de contrarios del tanzÌh y el taëbÌh comparándola con términos árabes como, que significa a la vez blanco y negro, o al-qur’, que tiene sentido tanto de menstruo como de limpieza. Indica, en la perspectiva de Ibn ‘ArabÌ, acercamiento, mientras que tanzÌh implica el distanciamiento, la abstractio latina con el sentido original de aislar y alejar. Recordemos que en retórica taëbÌh significa también el símil o la comparación. “Su especulación no se inscribe en la identidad aristotélica. Ibn ‘ArabÌ instaura la unión de los contrarios como procedimiento de razonamiento, Los sentidos contrarios no se excluyen, uno no anula al otro: constituyen dos momentos diferentes y necesarios colaborando en el seno de una misma verdad.”
No es un procedimiento ficticio ni mecánico, sino una superación real de la dualidad
la conceptualización de la Majestad y la Belleza divinas. Mientras que la MAJESTAD absoluta se reserva para aquello que cae más allá de toda posibilidad de conocimiento humano, la Belleza se desdobla en dos niveles, uno superior, denominado por Ibn ‘ArabÌ Majestad de la Belleza , y otro, más cercano al ser humano, o Belleza en sí misma: “La Belleza provoca en nosotros dos estados: temor reverencial y familiaridad . Existen, por tanto, dos niveles de Belleza, uno elevado y, otro, cercano. Llamamos Majestad de la Belleza a la Belleza elevada, que es a la que se referían los gnósticos, quienes, al contemplarla, suponían que se trataba de la MAJESTAD absoluta antes mencionada”. La MAJESTAD absoluta es enteramente trascendente y aniquila. Pero la Majestad de la Belleza es familiar y apta para la contemplación humana: “hace posible que experimentemos una contemplación equilibrada comprendiendo lo que vemos sin turbarnos. Recibimos la revelación de la Belleza como exposición o aclaración gozosa que nos hace el Verdadero
Con el concepto (Majestad o Sublimidad) presente en ésta y en la generalidad
de las obras de Ibn ‘ArabÌ, el místico murciano participa de la “historia de lo sublime”,
El Corán es, para él, un texto eminentemente dual en el que a cada aleya le corresponde otra con un contenido antitético, y, por tanto, cada expresión coránica de la Majestad tiene su correlato en otra referida a la Belleza, formando lo que Ibn ‘ArabÌ denomina diferentes formas de correspondencia entre contrarios “No hay nada que se Le asemeje”, expresión que viene inmediatamente seguida de “Él es el Oyente, el Vidente” (ambas en Corán 42, 11),
Estos atributos de carácter “antropomórfico”, que aparentemente comparan al Creador con la creación, encierran a su vez, sin embargo, la trascendencia divina, toda vez que la Audición y la Visión divinas son de otra naturaleza, y, en el fondo, las únicas que son auténticas, con lo que el círculo se cierra de nuevo y retornamos al tanzÌh Todo esto conlleva, en el ámbito existencial, el que la permanencia del siervo con sus atributos dependa de la permanencia de Dios, pero, mientras que los atributos de perfección son inalterables en lo que a la divinidad se refiere, respecto a los siervos son accidentales y dependen de la preservación por parte de Dios. El gnóstico se queda prendado ante dicha preservación divina y cae en un estado
de contemplación ininterrumpida ante el enigma resuelto de la coincidentia oppositorum en lo que constituye el estado místico que, como vemos, consiste, a diferencia del estado beatífico descrito por al-GazªlÌ, en la comprensión de la Unidad existente entre tanzÌh y taëbÌh, en la universalidad insondable de la Forma/Belleza divina y, por tanto, de la Unidad Existencial:
la Belleza divina es todo él una versión o especificación de la idea de Unidad Existe.(4)
Referencias:
(PLATON: Diálogos: Fedón o la inmortalidad del alma. El banquete o del amor. Gorgias o de la retórica, Espasa Calpe, Madrid 1982 página 167).
.* Plotin, Ennéades, Texte établi et traduit par Émile Bréhier, Paris, 1924-1938,
1.-La finalidad y el significado del arte primordial Por Elías Carriles
2.- Quran 17; 110.- Recopilado por DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS DE LA CASA UNIVERSAL DE JUSTICIA (a)Jean MOUROUX,Sentido cristiano del hombre Palabra,Madrid2001, p. 90.
(b) Inger ENKVIST, La educación en peligro, Grupo Unisón ediciones, Madrid 2000, pp. 219-220.
3.-“El drama de nuestra época”Por Tomás Melendo Granados Catedrático de Metafísica Universidad de Málaga. La ruptura entre Evangelio y cultura”.
4.- David Estrada Herrero, Estética, Barcelona, Herder, 1988, pp. 633-673)..
Ibn ‘ArabÌ: Los dos horizontes (Textos sobre Ibn ‘ArabÌ), Murcia, Editora Regional, 1992,
amman.cervantes.es/Biblioteca/Fichas/Congreso%20Internacional%20sobre%20Ibn%20al-Arabi%20(1..%201990.%20M...
Otras referencias-
-Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 2003, 20 69-78 69 ISSN: 0211-2337
-Selección de los Escritos de 'Abdu'l-Bahá .Pág. 42. Recopilado por DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS DE LA CASA UNIVERSAL DE JUSTICIA
- LA BELLEZA ES UN ESTADO. Ananda K. Coomaraswamy -- Fuente revista Ñ del diario Clarín. Buenos Aires ---R. Dumesnil Molinero --José Fernandez Vega
--Ibn ‘ArabÌ, Fut., II, p. 394. ) Belleza y Majestad divinas. La estética de Ibn ‘ArabÌ en la dialéctica del tanzÌh y el taëbÌh Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 2001, 18: 31-60 ISSN: 0211-2337 José Miguel PUERTA VÍLCHEZ Universidad de Granada. -- María Dolores de Asís Garrote. Catedrática emérita de Literatura en la Universidad Complutense y Extraordinaria de la Universidad San Pablo-193.146.228.30/congresoV/ponenciasV/maria%20dolores.pdf
-- Kant .Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Belleza"
Loma 18 de agosto de 2006
Por Gerson Elías
“LOS PORTADORES DEL NOMBRE DE LA BENDITA BELLEZA SON LA ESPERANZA DE LAS MULTITUDES DESILUSIONADAS”
Todo lo que nos conduce en la dirección de la vivencia de la condición indivisa en cuestión constituye una llave para acceder a la vivencia de lo Bello en el sentido en el cual ello es indivisible de lo Bueno y de lo Verdadero. Suele sostenerse que los objetos naturales como los seres humanos, los animales o los paisajes, y los objetos artificiales como fábricas, tejidos u obras deliberadamente artísticas, pueden ser clasificados como bellos o feos. Sin embargo, nunca se ha encontrado un principio general de clasificación, y lo que parece bello para uno es descrito como feo por otro. En palabras de Platón: «Cada cual elige amar los objetos de belleza según su propio gusto» "La belleza es el esplendor de la verdad", afirmó Platón en El Banquete. Se trata de un diálogo en el que el tema fundamental es el amor. El hombre poseído de amor, según el discurso de Sócrates que recoge su discípulo en este diálogo, se siente atraído en un principio por un cuerpo hermoso y después por todos los cuerpos, cuyas bellezas son todas hermanas. Éste es el primer grado de amor. Sigo glosando el texto griego. El segundo grado del amor consiste en el enamoramiento de las almas bellas, de los sentimientos, de las acciones bellas, de las ciencias cuyo conocimiento inspira los discursos más bellos de la filosofía. Y por fin, el tercer grado es la ciencia de lo bello. "Hombre afortunado aquél a quien le es dado contemplar la ciencia de lo bello", escribe Platón, y prosigue en las palabras que pone en boca de Diotime, la extranjera de Mantinea: "Si alguna cosa da valor a esta vida, es la contemplación de la belleza absoluta" Tomemos, por ejemplo, el tipo humano: cada raza y, hasta cierto punto, cada individuo, tiene un ideal único. No podemos esperar un acuerdo final; no podemos contar con que el europeo prefiera los rasgos mogoles, ni que el mogol prefiera los europeos. A cada cual le resulta muy fácil, claro está, mantener el valor absoluto de su propio gusto y calificar de feos a los otros, al igual que el héroe caballeresco sostiene por la fuerza de las armas que su amada es mucho más hermosa que cualquier otra. De modo semejante, las distintas sectas afirman el valor absoluto de su propia ética. Pero es claro que tales pretensiones no son más que afirmaciones de prejuicios, pues, ¿quién puede decir qué idea racial o qué moralidad es «mejor»? Es demasiado fácil decidir que lo nuestro es lo mejor; a lo sumo tenemos derecho a creer que es lo mejor para nosotros. Esta relatividad en ninguna parte se sugiere mejor que en dicho clásico atribuido a Majnun cuando se le señaló que la gente en general consideraba que Laila distaba mucho de ser hermosa. «Para ver la belleza de Laila», dijo, «se necesitan los ojos de Majnun».
El pavo real despliega su bello plumaje para atraer a la hembra.
Esto se aprecia claramente en las palabras que sobre la mujer —para el varón, el más perfecto ejemplo de belleza y quizás puerta de acceso privilegiada a la vivencia de lo Absoluto— escribe el poeta y místico sufí Yalaladín Rumi: «La mujer es el tipo más alto de belleza terrenal, pues la belleza terrenal no es nada excepto en tanto que es una manifestación y un reflejo de los atributos divinos... Lo que es objeto del amor no es la forma... es la atracción de la belleza divina, mezclada en la adorable tierra, (lo) que estás besando con cien corazones día y noche... Cuando Iblis (el demonio) deseó que Dios le diera un medio de tentación que fuese irresistible, se le mostró la belleza de la mujer y se sorprendió con la revelación de la gloria divina: "era como si Dios brillara a través de un tenue velo". Apartando el velo de la forma, el poeta contempla en la mujer la belleza eterna que es la inspiradora y el objeto de todo amor, y considera a la hembra de la especie humana, en su naturaleza esencial, como el medio por excelencia a través del cual esa belleza increada se revela y ejerce actividad creativa. Desde este punto de vista ella es un foco del divino tayali y puede ser identificada con el poder vivificador de sus rayos.»
La verdad, la belleza, o la virtud que son la presencia de Dios en la intelecto, en forma, y en la voluntad son de hecho portales a lo divino.
La objeción se basa en la belleza corporal, dice Ez 28,17: Ensoberbeciese tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría
Pueden existir también objetos naturales u obras de arte que la humanidad sólo muy lentamente aprende a considerar bellos en algún sentido; la apreciación estética del paisaje desértico o montañoso por parte de Occidente, por ejemplo, no data de más allá del siglo diecinueve; y es bien sabido que artistas de la máxima categoría a menudo no son comprendidos hasta mucho después de su muerte. De modo que, cuanto más consideramos la variedad de la elección humana, más debemos admitir la relatividad del gusto.
Y, sin embargo, quedan filósofos firmemente convencidos de que existe una belleza absoluta, lo mismo que otros sostienen los conceptos de bondad y Verdad absolutas. Los que aman a Dios identifican estos absolutos con El y mantienen que Dios sólo puede ser conocido como belleza, Verdad y Amor perfectos. También está ampliamente extendida la opinión de que el verdadero crítico es capaz de decidir qué obras de arte son bellas y cuáles no; o, en palabras más sencillas, que puede distinguir las obras de auténtico arte de las que no tienen derecho a ser denominadas de ese modo. Al mismo tiempo, debemos admitir la relatividad del gusto y el hecho de que todos los dioses están modelados a semejanza del hombre.
. De hecho, el concepto de belleza y el adjetivo «bello» pertenecen exclusivamente a la estética y deberían usarse solamente en el juicio estético. Rara vez hacemos tales juicios cuando hablamos de los objetos naturales como de algo bello; generalmente queremos decir que esos objetos a los que llamamos bellos nos resultan agradables, práctica o moralmente. Demasiado a menudo pretendemos juzgar de esa manera una obra de arte, llamándola bella si representa alguna forma o actividad que aprobamos cordialmente, o si nos atrae por la delicadeza o alegría de su color, la dulzura de sus sonidos o el encanto de su movimiento. pero cuando juzgamos de este modo la danza de acuerdo con nuestra actitud de simpatía hacia el encanto o la habilidad del danzante, o el significado de la danza, no deberíamos emplear el lenguaje de la pura estética. Sólo cuando juzgamos estéticamente una obra de arte podemos hablar de la presencia o ausencia de la belleza,. Pero cuando la juzgamos desde el punto de vista de la actividad, práctica o ética, deberíamos usar una terminología que correspondiera, llamando al cuadro, canción o actor «hermoso» es decir, amable ( digno de ser amado), o de otra manera, «noble» a la acción, «brillante» al color, «gracioso» u otra cosa al gesto, etcétera.
Se verá ahora en qué sentido está justificado hablar de una Belleza Absoluta e identificar esa belleza con Dios. No queremos dar a entender con esto que Dios (que no tiene partes) tenga una forma hermosa susceptible de ser objeto de conocimiento, sino que en la medida en que vemos y sentimos la belleza, lo vemos y somos uno con El. El que Dios sea el primer artista no significa que creara formas, que habrían podido no ser hermosas si la mano del alfarero hubiese fallado, sino que todo objeto natural es una realización inmediata de Su ser. Esta actividad creadora es comparable con la expresión estética en su carácter no volitivo; ningún elemento de elección entra en este mundo de imaginación y eternidad, sino que siempre hay una perfecta identidad de intuición-expresión, de cuerpo y alma. El artista humano que descubre la belleza aquí o allá es el guru ideal de Kabir, que «revela el Espíritu Supremo dondequiera que se aplique su mente».
La belleza de la poesía y de todo discurso verbal radica en la conjunción de una hermosa expresión con un contenido elevado, quedándose perplejos el espectador y el oyente al no saber si la expresión es más bella que el contenido, o ambos por igual, ya que al observar cada uno de ellos la belleza del otro lo asombra, y, si observa los dos juntos, ambos lo dejan atónito. Tal poesía [el poema que está criticando] exige un corazón grosero, puesto que su expresión es delicada, pero su contenido es grosero . Si el contenido es feo, la belleza de la expresión no esconde la fealdad del contenido para el buen observador. A mi juicio, sucede igual que quien ama una imagen sumamente bella grabada en un muro y adornada con muchos colores, cuya forma externa es perfecta pero carece de espíritu. Y es que el contenido es respecto a la expresión lo mismo que el espíritu respecto a la imagen: es su verdadera belleza *
Hoy en día mucha gente se rige simplemente por la belleza exterior. Lo mas gracioso es que esas personas les preguntas sobre el tema y te lo niegan. Lo cierto es que ser guapo/a siempre parece facilitar las cosas, y es logico, lo bonito siempre atrae mas que lo menos bonito Sin embargo, si te paras a descubrir a esa persona que no es tan bella, te paras a verla detenidamente,de verdad te das cuenta que muchas veces te llena mas que cualquier otra persona mas atractiva. A pesar de todo, sigo creyendo que la hipocresía en cuanto este tema está siempre presente.
En el texto de Rumi encontramos expresiones dualistas propias de la tradición judeocristiana musulmana y de la filosofía platónica, que contraponen lo divino a lo terreno y representan la belleza terrenal como el "reflejo" de una supuesta belleza suprasensible. Cuando Rumi caracteriza lo absoluto como "bello", se entiende que se refiere a lo que he estado designando como Bello (con mayúscula) —o sea, a un uso simbólico del lenguaje que viola las leyes de la lógica pues, como lo supo hasta el mismo Plotino, lo absoluto no puede describirse en términos de dicha idea, que es relativa a "feo", tal como "bueno" lo es a "malo", "sublime" a "ridículo", y así sucesivamente—. Lo absoluto es lo que no es relativo; puesto que todo concepto y toda idea son relativos a sus contrarios, por contraste con los cuales se definen, y al resto de la constelación de ideas y conceptos, no es posible entender correctamente lo absoluto en términos de concepto o idea alguno.
Aparte de lo anterior, el texto de Rumi describe aptamente las razones tras el tipo más genuino de valorización estética. Una vez que la fractura dualista y la fragmentación nos hacen sentirnos separados de la totalidad que he llamado "Sí-mismo", la valorización estética más auténtica será la de los entes que sirven de puerta de entrada a la vivencia mística. Para el varón, los ojos de la hembra —y su presencia en general— pueden ser una privilegiada puerta de entrada a la vivencia de la totalidad que ha sido ocultada por el velo de la ilusoria individualidad.
En el plano del arte, la apreciación estética más profunda es la de las formas que afectan nuestra experiencia, induciendo la epoché estética y eventualmente proporcionando vislumbres de la vivencia mística. En términos del esquema de las eras, estas formas podrían haber sido el tema privilegiado del primer tipo de arte "duradero.(1.-
Y cuando quiera que contemples la creación en su totalidad, y observes sus mismos átomos, distinguirás que los rayos del Sol de la Verdad se extienden sobre todas las cosas y brillan dentro de ellas, y hablan de los esplendores de ese Sol, de sus misterios, y de la difusión de sus luces. Observa los árboles, las flores, y los frutos, y hasta las piedras. También aquí contemplarás los rayos del Sol derramados sobre ellos, claramente visibles dentro de ellos, y manifiestos a través de ellos.
Si, no obstante, volviera tu mirada a un Espejo, bruñido, inmaculado y puro, en el cual se refleje la Divina Belleza, encontrarías allí al Sol brillando con sus rayos, su calor, su disco, y toda su hermosa forma. Pues cada entidad independiente posee la porción de luz solar que le ha sido asignada, y que habla del Sol; mas aquella Realidad Universal en todo su esplendor, ese inmaculado Espejo cuyas cualidades son apropiadas a las cualidades del Sol reveladas dentro de Él, expresa en su totalidad los atributos de la Fuente de Gloria. Y esa Realidad Universal es el Hombre, el Ser divino, la Esencia que perdura por siempre. "Di: invocad a Dios, o invocad al Todo misericordioso; como quiera que Le invoquéis, muy hermosos son sus Nombres." (2.-
"En la medida en que el espíritu es más noble que el cuerpo, así, el espejo del alma, que refleja la belleza del arte eterno, es más hermoso que cualquier otro espejo y que cualquier otra belleza corporal" Uno de los grandes dilemas que enfrenta el mundo de hoy y, en general, la humanidad en sus períodos de revoluciones, es la confrontación entre los valores y principios, y los hechos sociales concretos
La belleza «subjetivizada»
El arte, bajo cualquiera de sus formas, es una necesidad esencial del hombre: que ejerce una influencia enorme sobre él y que plantea graves problemas a la sociedad moderna”(a).-considero asimismo que, igual que para descubrir la verdad y para amar y procurar el bien, para apreciar la belleza es necesario un empeño continuado, tendente a la adquisición de un conjunto de hábitos que nos connaturalicen con lo hermoso; gracias a ellos se instaura además en quien los cultiva lo que conocemos como buen gusto, mesura, delicadeza en el trato con las personas y cosas, prestancia, pudor, elegancia, compostura en las situaciones más diversas, etc.; me temo, por fin, que, como esa formación interior sólo se lleva a cabo en contadas ocasiones, buena parte de lo que hoy se ofrece a nuestros semejantes como «arte» y «cultura» los incapacita para apreciar el genuino y más hondo valor de la realidad o, si se prefiere, para el goce contemplativo de bellezas de más alto rango que las que frecuentan normalmente, y capaces de enriquecer de manera soberana su humanidad, a veces un tanto maltrecha o deteriorada.
“las personas que no llenan su cerebro están «vacías». No disponen de la herencia cultural que deben conocer para poderla usar, tampoco pueden buscar experiencias gratas, por ejemplo a través del arte, ya que también el arte exige aprendizaje y entrenamiento De lo único que pueden disfrutar es de las vivencias que crean éxtasis, por ejemplo las drogas, puesto que es la única clase de deleite que no reclama ninguna forma de disciplina o adiestramiento anterior” (b).
La cita, con los armónicos que evoca y a los que apunta, admitiría un cúmulo de comentarios. Basta señalar: por una parte, el desorbitado acostumbramiento de bastantes de nuestros conciudadanos a un bombardeo de impresiones, a veces desgarradas, en todos los ámbitos de la sensibilidad: desde el monótono mascar chicle o distraer el gusto con alimentos o bebidas más o menos exóticos, pasando por el sucederse de sonidos estentóreos, imágenes y cambios de luz en los momentos de diversión, hasta la exposición a sensaciones fuertes —el gusto por lo terrorífico, lo violento o lo macabro—, que despiertan y activan pasajeramente su emotividad; y), por otra, la proporción en que ese conjunto de incitaciones, que llegan a ser imprescindibles, contribuye —en su ausencia o incluso provocado por ellas mismas— a aletargar su inteligencia y, por ende, al aburrimiento casi endémico de tantas personas dentro y fuera del ámbito escolar y laboral. Tedio constituye una de las plagas más devastadoras del mundo presente y una de las claves para comprender actuaciones aparentemente inteligibles de nuestros contemporáneos y explicar la ausencia de auténtico crecimiento de desarrollo cultural de bastantes de ellos.(3
Kant distingue dos tipos de belleza: Belleza libre: es la que percibimos sin que sepamos nada del objeto contemplado. Es una belleza pura, no se tiene ningún tipo de idea que nos haga cuestionar su belleza. Belleza adherente: es la que depende del concepto que tengamos acerca del objeto al cual analicemos. Una Persona Bella: Es libre de elegir su propia vida, Es bondadosa y modesta, Es respetuosa con los demás, Es considerada y noble, Es justa y generosa, Su autoestima es elevada, Tiene dignidad, coraje y valentía, No se deja corromper por el poder ni la riqueza, Sabe amar, no tiene rencor y sabe perdonar, Reconoce sus limitaciones e intenta superarse, Tiene el don de la alegría y lo transmite. Belleza “Es la propiedad de las Personas y cosas que nos hacen amarlas, infundiendo en nosotros Deleite Espiritual”Las “cosas” solo tienen Belleza Física. Las “Personas” tenemos además Belleza Espiritual. La Belleza Espiritual es lo que marca la diferencia, es la que nos permite ser receptores y emisores de bondad, amor y belleza. Es con la que podemos cambiar el mundo.
Belleza y Majestad divinas, La Forma de Dios
Sobre el problema del antropomorfismo y la trascendencia divina, confrontanción de los o correlativos de oposición, representados por los conceptos de tanzÌhy taëbÌh un salto hacia delante para integrar ambos conceptos en una coincidencia oppositorum, que para él es la única que puede definir la divinidad y el mundo en toda su complejidad y en toda su profunda unidad. La imagen y lo invisible. ilustra la relación de contrarios del tanzÌh y el taëbÌh comparándola con términos árabes como, que significa a la vez blanco y negro, o al-qur’, que tiene sentido tanto de menstruo como de limpieza. Indica, en la perspectiva de Ibn ‘ArabÌ, acercamiento, mientras que tanzÌh implica el distanciamiento, la abstractio latina con el sentido original de aislar y alejar. Recordemos que en retórica taëbÌh significa también el símil o la comparación. “Su especulación no se inscribe en la identidad aristotélica. Ibn ‘ArabÌ instaura la unión de los contrarios como procedimiento de razonamiento, Los sentidos contrarios no se excluyen, uno no anula al otro: constituyen dos momentos diferentes y necesarios colaborando en el seno de una misma verdad.”
No es un procedimiento ficticio ni mecánico, sino una superación real de la dualidad
la conceptualización de la Majestad y la Belleza divinas. Mientras que la MAJESTAD absoluta se reserva para aquello que cae más allá de toda posibilidad de conocimiento humano, la Belleza se desdobla en dos niveles, uno superior, denominado por Ibn ‘ArabÌ Majestad de la Belleza , y otro, más cercano al ser humano, o Belleza en sí misma: “La Belleza provoca en nosotros dos estados: temor reverencial y familiaridad . Existen, por tanto, dos niveles de Belleza, uno elevado y, otro, cercano. Llamamos Majestad de la Belleza a la Belleza elevada, que es a la que se referían los gnósticos, quienes, al contemplarla, suponían que se trataba de la MAJESTAD absoluta antes mencionada”. La MAJESTAD absoluta es enteramente trascendente y aniquila. Pero la Majestad de la Belleza es familiar y apta para la contemplación humana: “hace posible que experimentemos una contemplación equilibrada comprendiendo lo que vemos sin turbarnos. Recibimos la revelación de la Belleza como exposición o aclaración gozosa que nos hace el Verdadero
Con el concepto (Majestad o Sublimidad) presente en ésta y en la generalidad
de las obras de Ibn ‘ArabÌ, el místico murciano participa de la “historia de lo sublime”,
El Corán es, para él, un texto eminentemente dual en el que a cada aleya le corresponde otra con un contenido antitético, y, por tanto, cada expresión coránica de la Majestad tiene su correlato en otra referida a la Belleza, formando lo que Ibn ‘ArabÌ denomina diferentes formas de correspondencia entre contrarios “No hay nada que se Le asemeje”, expresión que viene inmediatamente seguida de “Él es el Oyente, el Vidente” (ambas en Corán 42, 11),
Estos atributos de carácter “antropomórfico”, que aparentemente comparan al Creador con la creación, encierran a su vez, sin embargo, la trascendencia divina, toda vez que la Audición y la Visión divinas son de otra naturaleza, y, en el fondo, las únicas que son auténticas, con lo que el círculo se cierra de nuevo y retornamos al tanzÌh Todo esto conlleva, en el ámbito existencial, el que la permanencia del siervo con sus atributos dependa de la permanencia de Dios, pero, mientras que los atributos de perfección son inalterables en lo que a la divinidad se refiere, respecto a los siervos son accidentales y dependen de la preservación por parte de Dios. El gnóstico se queda prendado ante dicha preservación divina y cae en un estado
de contemplación ininterrumpida ante el enigma resuelto de la coincidentia oppositorum en lo que constituye el estado místico que, como vemos, consiste, a diferencia del estado beatífico descrito por al-GazªlÌ, en la comprensión de la Unidad existente entre tanzÌh y taëbÌh, en la universalidad insondable de la Forma/Belleza divina y, por tanto, de la Unidad Existencial:
la Belleza divina es todo él una versión o especificación de la idea de Unidad Existe.(4)
Referencias:
(PLATON: Diálogos: Fedón o la inmortalidad del alma. El banquete o del amor. Gorgias o de la retórica, Espasa Calpe, Madrid 1982 página 167).
.* Plotin, Ennéades, Texte établi et traduit par Émile Bréhier, Paris, 1924-1938,
1.-La finalidad y el significado del arte primordial Por Elías Carriles
2.- Quran 17; 110.- Recopilado por DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS DE LA CASA UNIVERSAL DE JUSTICIA (a)Jean MOUROUX,Sentido cristiano del hombre Palabra,Madrid2001, p. 90.
(b) Inger ENKVIST, La educación en peligro, Grupo Unisón ediciones, Madrid 2000, pp. 219-220.
3.-“El drama de nuestra época”Por Tomás Melendo Granados Catedrático de Metafísica Universidad de Málaga. La ruptura entre Evangelio y cultura”.
4.- David Estrada Herrero, Estética, Barcelona, Herder, 1988, pp. 633-673)..
Ibn ‘ArabÌ: Los dos horizontes (Textos sobre Ibn ‘ArabÌ), Murcia, Editora Regional, 1992,
amman.cervantes.es/Biblioteca/Fichas/Congreso%20Internacional%20sobre%20Ibn%20al-Arabi%20(1..%201990.%20M...
Otras referencias-
-Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 2003, 20 69-78 69 ISSN: 0211-2337
-Selección de los Escritos de 'Abdu'l-Bahá .Pág. 42. Recopilado por DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS DE LA CASA UNIVERSAL DE JUSTICIA
- LA BELLEZA ES UN ESTADO. Ananda K. Coomaraswamy -- Fuente revista Ñ del diario Clarín. Buenos Aires ---R. Dumesnil Molinero --José Fernandez Vega
--Ibn ‘ArabÌ, Fut., II, p. 394. ) Belleza y Majestad divinas. La estética de Ibn ‘ArabÌ en la dialéctica del tanzÌh y el taëbÌh Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 2001, 18: 31-60 ISSN: 0211-2337 José Miguel PUERTA VÍLCHEZ Universidad de Granada. -- María Dolores de Asís Garrote. Catedrática emérita de Literatura en la Universidad Complutense y Extraordinaria de la Universidad San Pablo-193.146.228.30/congresoV/ponenciasV/maria%20dolores.pdf
-- Kant .Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Belleza"
Loma 18 de agosto de 2006
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